Ahora que estamos por finalizar octubre puede que estés esperando con ansias, o no, la llegada del 31, también conocida como la noche más terrorífica del año. Con origen celta y basándonos en la teoría más tradicional, Halloween, Víspera de Todos los Santos o la Noche de Brujas es originaria de la festividad céltica Samhain, cuyo significado hace referencia al final del verano. Sin embargo, con el paso de los años esta festividad se ha ido adaptando a las diferentes culturas que existen en el mundo.
Gracias a los servicios de streaming de vídeo, ahora tenemos la oportunidad de disfrutar de innumerables opciones para pasar miedo del bueno en esta emblemática noche del año. Por supuesto hay mucha basura en el género. Por lo tanto, a continuación te recomendamos un top de las 3 películas mejores punteadas en IMdB.
1- Psycho (1960) – Alfred Hitchcock
Psicosis es uno de esos gigantescos fenómenos que se dan contadas veces en la historia del cine. Es una de esas películas que crean códigos narrativos totalmente nuevos y transforman géneros, el filme de Alfred Hitchcock revisó esos temas y los transformó en un espectáculo shockeante y salvaje. Las muertes ya no son sugeridas sino que están en primerísimo plano, y los asesinos no son tipos de guante blanco sino psicóticos peligrosísimos que acosan a sus víctimas desde los rincones más oscuros de la mente.
Psicosis renovó el cine de terror y dió nacimiento al slasher, el género compuesto por asesinos a los que les encantan masacrar a sus víctimas con cuchillas, pero también le abrió las puertas del cine a la psicología forense y, especialmente, a la escuela freudiana, la que se hizo un día de campo con el tema de los asesinos seriales. Los homicidas no existen per se sino que tienen un trasfondo basado en frustraciones sexuales de todo tipo y color.
2- The Shining (1980) – Stanley Kubrick
Stephen King debe ser uno de los hombres más adaptados de la historia cinematográfica y a pesar de que esta película fue la que menos le gustó a él, se convirtió con el tiempo en un film de culto. “The Shining” significó un antes y un después dentro del género del terror.
Es probable que hoy por hoy las historias no tengan el mismo impacto que el que tuvieron en su momento por la trama, la tecnología y la innovación. Seguramente el clima compuesto en “The Shining” se sentía mucho más perturbador de lo que se puede visualizar en la actualidad. Nos encontramos con una locación espeluznante, con un gran espacio vacío, una banda sonora que acompaña a la tensión y a la locura y unos personajes psicológicamente comprometidos.
Tal vez uno ahora visualice “The Shining” y no sienta un miedo apabullante, pero sí es una película que marcó un antes y un después en el cine por esas escenas icónicas que muchas otras cintas homenajearon, por la gran transformación psicológica y física que se hace de los personajes, por el clima sombrío que propone y por la calidad actoral que ofrece Nicholson.
3- Alien (1979) – Ridley Scott
Alien escoge otro camino para transitar la ciencia-ficción. Uno, quizá, más conectado con el cine de horror. Porque además de la conjugación de viajes espaciales, del avance tecnológico y científico, de la aparición de robots y máquinas inteligentes, incluye al extraterrestre, no como lo recrea Steven Spielberg en Encuentros en la tercera fase (1977) o en ET, el extraterrestre (1982), sino más bien como un retorno a aquella ciencia-ficción de la edad de oro, en la que el extraño/extranjero era un bárbaro que se convertía en un peligro para la humanidad. Ya no es marciano, ya no es rojo, pero sí es algo extraño, es algo que viene a modificar un orden establecido y, por lo tanto, es repelido.
Alien no tiene la envergadura de 2001, pero en la historia de la ciencia-ficción ocupa un lugar destacado, quizá por aquello de borrar los límites entre los géneros para brindarnos un híbrido que logra su cometido: hacernos pensar en la ciencia del futuro, en las ambiciones del ser humano, en la preponderancia de las máquinas, en el peligro de creernos Dios. Los pasillos iluminados como catedrales góticas, donde el acero, la humedad, el humo y el espacio laberíntico serán los ingredientes que acrecentarán la inquietud del espectador.