Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 comenzaron oficialmente este fin de semana. Por fin llegó el día que Japón llevaba esperando desde el 13 de septiembre de 2013, cuando Tokio fue elegida sede de los Juegos de 2020. Este viernes, 23 de julio de 2021, se inauguró la edición más caótica y complicada de organizar del evento deportivo planetario en la era moderna.
A primera vista, los índices de audiencia de la ceremonia de inauguración del viernes parecían un fracaso. Según las primeras cifras, solo 17 millones de personas vieron la ceremonia de apertura por televisión en Estados Unidos. Esta cifra supone un fuerte descenso del 36% respecto a la ceremonia de Río 2016, que a su vez fue la de menor audiencia desde 1992.
No hubo público. Solo algunos atletas, autoridades y periodistas usando mascarillas en todo momento estuvieron presentes en un estadio olímpico con capacidad para 68.000 espectadores. “Es muy diferente de lo que todos habíamos imaginado. Pero valoremos este momento porque finalmente estamos todos aquí juntos», declaró el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach.
La ceremonia comenzó con un homenaje a los deportistas que se esforzaron y llegaron a Tokyo 2020, recordando el lema de estas Olimpiadas es «Unidos por la emoción». Varios deportistas japoneses representaron ese esfuerzo con una coreografía en la mitad del estadio olímpico de Tokio. Una danza hecha con hilos rojos, que simbolizaban el tejido de los músculos de los atletas que son fundamentales para lograr sus gestas llenó el campo del estadio.
Tras esto fueron presentados el emperador Naruhito y el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach. Ambos dieron paso a la bandera de Japón, que fue llevada por varias glorias del deporte olímpico. La bandera fue izada mientras la famosa cantante japonesa Misia entonaba el himno nacional. La ceremonia continuó con un homenaje a los fallecidos por la pandemia del covid-19, por los cuales se hizo un minuto de silencio.
Los atletas representantes de Latinoamérica se hicieron notar en el desfile. Con bailes, prendas tradicionales y uniformes vistosos, llevaron la alegría al estadio. La delegación de Argentina hizo su entrada saltando y levantando las manos, coreando «Olé, olé, olé». El traje de los colombianos fue muy llamativo, con los sombreros tradicionales del Caribe, pero con unos kimonos azules con vivos dorados en honor al país anfitrión.
Luego del desfile de las más de 200 delegaciones, vino el tradicional juramento de los deportistas que prometieron respetar las reglas y el espíritu olímpico de competición. A continuación, llegó otro de los momentos más llamativos: un espectáculo de 1.800 drones. En el cielo hicieron una representación del logo de Tokyo 2020, que significa la «unidad en la diversidad».
El momento culminante de la ceremonia fue el encendido del pebetero olímpico. Naomi Osaka, una de las estrellas del momento del deporte japonés, fue la encargada de portar la antorcha en su último tramo. La tenista de 23 años subió una escalinata que representaba el monte Fuji y que estaba coronada por un sol que se fue abriendo como una flor, que significaba «vitalidad y esperanza». Sobriamente, Osaka presentó la llama al público, dio media vuelta y llevó la llama hacia el pebetero que en unos segundos llegó a su máxima intensidad. Aunque no hubo una ovación por la falta de público, los fuegos artificiales sobre el estadio olímpico crearon un espectáculo al nivel de cualquier edición pasada de los Juegos Olímpicos.