El COVID-19 alteró nuestros hábitos y los meses de confinamiento dispararon las tasas de uso de Internet. La tecnología cobró un rol protagónico no solo desde el punto de vista del entretenimiento, sino también en el ámbito informativo, educativo y laboral. Tras el brote del COVID-19, cada vez más personas trabajan, estudian y socializan desde sus casas.
Internet se convirtió en la columna vertebral de “la nueva normalidad” y, al pasar más tiempo en él, se pueden rescatar valiosos puntos de aprendizaje, en toda la dimensión del contexto que hoy tiene a la humanidad en pleno ajuste de hábitos.
EDUCACIÓN
Estudiantes, profesores y directivos de la educación presencial tuvieron que emplear herramientas digitales para continuar impartiendo clases, lo que generó desafíos en el uso adecuado y crítico de la tecnología -así como la explotación de la infraestructura existente- para discernir qué información en Internet es verídica y cuál no, además de acentuar las brechas digitales que marcan las desigualdades sociales y económicas que existen en América Latina en general.
Es necesario que los profesores y alumnos conozcan las características que ofrece la educación a distancia y opten por las que mejor se adecuen a sus necesidades; ya que mientras algunas sirven para colaborar, otras están especializadas en comunicación, procesamiento de la información o para socializar contenidos (es decir, para compartir lo que se aprendió).
Es necesario que los profesores y alumnos conozcan las características que ofrece la educación a distancia y opten por las que mejor se adecuen a sus necesidades; ya que mientras algunas sirven para colaborar, otras están especializadas en comunicación, procesamiento de la información o para socializar contenidos (es decir, para compartir lo que se aprendió).
SALUD
La alta exposición a Internet y las pantallas durante los meses de confinamiento y el considerable caudal de información ante el incierto futuro han provocado que las personas se rebusquen opciones para proteger su salud física y mental.
Es así que se aconseja evitar la sobreexposición, que es negativa en sí misma, ya que puede generar problemas para la visión, especialmente como un síndrome visual informático (no ceguera ni daños en la retina) y conflictos internos ante la incertidumbre por lo que fuera acontecer en los meses siguientes.
FINANZAS
Los efectos económicos del coronavirus suponen un auténtico desafío para millones de personas en todo el mundo.
Aunque todavía es temprano para sacar conclusiones y hacer balances, una de las grandes enseñanzas que nos trajo esta pandemia es que la economía del futuro está fuertemente ligada a Internet, aún más de que lo que ya percibimos hoy en día (para los emprendedores, el comercio online y el marketing web son dos pilares de oro para lanzar cualquier proyecto).