Tus cuentas de correo, redes sociales, banca web o suscripciones están protegidas por algo tan simple —y a la vez tan crucial— como una contraseña. Pero aunque creas tener el control, muchas veces no sabés si esa clave que usás todos los días ya fue expuesta sin que lo sepas. Lo cierto es que las filtraciones de datos son más frecuentes de lo que parece, y aprender a detectarlas puede marcar la diferencia entre un susto y un problema serio.
Las filtraciones masivas de datos ocurren con más frecuencia de la que nos gustaría. Basta con que un servicio que usás —ya sea una red social, una tienda online o una app poco conocida— sufra un ataque, para que tus credenciales terminen circulando por internet. Y si usás esa misma contraseña en otras plataformas, el riesgo crece.
De hecho, investigaciones recientes muestran que la mayoría de las personas sigue usando claves débiles o repetidas. Esto facilita mucho el trabajo a los ciberdelincuentes, que no necesitan técnicas avanzadas para acceder a cuentas personales: les alcanza con aprovechar una filtración ya existente.
Aunque no podamos evitar que ocurran filtraciones, sí podemos saber si nuestros datos fueron comprometidos. Existen plataformas confiables que te permiten verificar si tu dirección de correo electrónico o incluso tus contraseñas aparecieron en bases de datos públicas tras incidentes de seguridad.
Una de las más conocidas es Have I Been Pwned, donde solo tenés que ingresar tu correo para ver si fue expuesto. Otra opción es Firefox Monitor, un servicio desarrollado por Mozilla que ofrece resultados similares. Si usás Chrome, Google Password Manager incluye una función que revisa automáticamente las contraseñas guardadas y te avisa si alguna fue filtrada.
Estas herramientas no ponen en riesgo tu información. Simplemente comparan tus datos con registros públicos ya disponibles tras ataques conocidos.
A veces ni siquiera hace falta consultar una herramienta para sospechar que algo anda mal. Si empezás a recibir correos raros, mensajes inesperados en redes sociales o notás actividad inusual en tus cuentas, es probable que alguien más tenga acceso.
También puede pasar que veas intentos de inicio de sesión desde lugares donde nunca estuviste, o que tus contactos te digan que recibieron mensajes tuyos que vos no enviaste. Todos estos son indicios de que tus credenciales podrían estar comprometidas.
Según Camila Rodríguez, analista en ciberseguridad, “descubrir que tu contraseña fue filtrada no significa que ya te hackearon, pero sí que estás a tiempo de evitarlo si actuás rápido”.
Lo primero que tenés que hacer es cambiar de inmediato cualquier contraseña comprometida. Aprovechá para crear una clave más robusta, combinando letras, números y símbolos, y evitá usar la misma en varios servicios.
Activá la autenticación en dos pasos en todas las plataformas que lo permitan. Esa capa extra de seguridad puede frenar un intento de acceso no autorizado, incluso si alguien ya tiene tu contraseña.
También es recomendable revisar tus dispositivos por si hay apps o extensiones sospechosas instaladas, y considerar el uso de un gestor de contraseñas para mantener tus claves seguras sin necesidad de recordarlas todas.
Y no te olvides: tener una conexión a internet segura y estable también influye. Un buen servicio te permite recibir alertas de seguridad en tiempo real y mantener tus dispositivos actualizados, lo que reduce mucho el riesgo de sufrir ataques.
Saber si tus contraseñas fueron filtradas es una acción simple que puede ahorrarte muchos problemas. No se trata solo de proteger cuentas: es cuidar tu identidad digital y tu información personal. Si nunca hiciste una comprobación, este es un buen momento para empezar. Porque cuando se trata de seguridad online, esperar no suele ser una buena idea.