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El pilates es una excelente opción para quienes buscan comenzar un ejercicio seguro, eficaz y divertido. Incluso si no tenés el hábito de hacer ejercicio, nunca es demasiado tarde para empezar. Practicar pilates es posible a cualquier edad y puede ayudar a prevenir caídas y mejorar la salud de las articulaciones.
Es un ejercicio de bajo impacto que se enfoca en los músculos centrales y mejora la flexibilidad, el equilibrio, la coordinación y la fuerza en general. Podés practicarlo en casa con una colchoneta o con un reformador, en un estudio con un instructor certificado o en tu gimnasio. Unirte a un estudio te permite acceder a una gama completa de equipos, incluido el reformador, que usa un sistema de muelles y poleas para desarrollar masa muscular magra. Además, muchos estudios, gimnasios y plataformas online ofrecen clases virtuales que podés seguir desde casa.
Te compartimos cinco razones por las que el pilates puede mejorar tu salud y bienestar sin importar tu edad, y tres consejos para comenzar hoy mismo.
Joseph Pilates afirmaba que “cuando todos tus músculos estén bien desarrollados, realizarás tu trabajo con el mínimo esfuerzo y el máximo placer”. La fuerza y resistencia que ganás en cada clase se traduce en más energía para tus rutinas diarias. Además, un estudio publicado en Journal of Clinical Medicine demostró que el pilates mejora la capacidad del sistema respiratorio y circulatorio para transportar oxígeno, lo cual se refleja en un mejor rendimiento físico.
El dolor de espalda afecta a personas de todas las edades, pero con el tiempo puede volverse más limitante. El pilates ayuda a aliviarlo mediante el fortalecimiento del core, la mejora de la postura y una mejor alineación de la columna.
Además, aumenta la conciencia corporal. Antes de practicar pilates, muchas personas no se dan cuenta de cómo se sientan, caminan o se mueven durante el día. Con el tiempo, esta conciencia permite corregir posturas que podrían generar molestias.
La mejora postural no solo alivia el dolor, también puede beneficiar la respiración, la digestión y la circulación, al tiempo que reduce el riesgo de caídas o hernias.
La mayoría de las caídas ocurren en etapas tempranas o avanzadas de la vida. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, más de 100 personas mayores mueren por caídas cada día. El pilates, aunque muchas veces se practica acostado, incluye ejercicios de pie que fortalecen el tren inferior, la coordinación y el equilibrio.
Gracias al trabajo sobre el centro del cuerpo (core), el pilates no solo ayuda a mantener el equilibrio, sino también a reaccionar mejor ante situaciones de riesgo y evitar caídas.
El pilates puede ayudar a mantener o incluso mejorar la densidad ósea, algo especialmente importante para mujeres en perimenopausia o menopausia, cuando los niveles de estrógeno bajan y el tejido óseo se reduce. Este método es seguro y de bajo impacto, ideal para comenzar incluso sin experiencia previa. Como siempre, es importante consultar al médico antes de iniciar cualquier rutina de ejercicios.
A diferencia de otras disciplinas más intensas, el pilates no requiere saltos ni levantamiento de grandes pesos. En su lugar, trabaja con resistencia progresiva (como los muelles) y el propio peso corporal. Así se fortalecen los músculos que protegen las articulaciones, se gana movilidad y flexibilidad, y se reduce la rigidez general.
El pilates desarrolla masa muscular magra sin necesidad de cargas pesadas. A través del uso de aparatos como el reformador y accesorios como pesas livianas o el círculo mágico, se trabaja todo el cuerpo de manera equilibrada y funcional. También se puede practicar solo con una colchoneta o toalla desde casa.
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