Las variantes de cepas de coronavirus han representado un verdadero problema para los sistemas sanitarios alrededor del mundo y son responsables de miles de muertes por la enfermedad. La mayoría de estas nuevas variantes del virus no ofrecen alteraciones significativas con respecto a la cepa original, pero hay que redoblar los esfuerzos a la hora de la detección de nuevos síntomas o agudización de los ya conocidos.
La última hasta ahora es la variante lambda (linaje C.37), recientemente calificada por la OMS como ‘variante de interés’ (VOI). Esto quiere decir que se ha detectado de manera puntual, por debajo del 1%, según los datos disponibles en el Sistema para la Vigilancia en España y Centro Nacional de Epidemiología.
Un aislado de SARS-CoV-2 es una variante de interés (VOI) si en comparación con un aislado de referencia, su genoma tiene mutaciones con implicaciones fenotípicas establecidas o presuntas, y o bien, ha sido identificada como causa de transmisión comunitaria o de múltiples casos/grupos de la covid-19, o ha sido detectada en múltiples países.
Todos los virus mutan constantemente cuando se replican en un cuerpo huésped. Cuantas más personas estén infectadas, más posibilidades tiene el virus de evolucionar mediante el proceso conocido como mutación. En otros casos, las personas toman fármacos inmunosupresores porque se han sometido a trasplantes de órganos o para combatir enfermedades autoinmunes. O puede que simplemente tengan un sistema inmunitario que tarda en responder a la infección.
Pero en todo el mundo, en un día cualquiera, el virus está infectando a las personas y mutando en sus cuerpos. Cuando esas mutaciones dan al virus algún tipo de ventaja, la capacidad de replicarse más rápidamente o de esconderse del sistema inmunitario, esa versión superará a las demás.
La variante del virus B.1.351, observada por primera vez en Sudáfrica y que ahora se denomina variante beta, presenta las mutaciones E484K y N501Y. Lo mismo ocurre con la variante P.1., vista por primera vez en Brasil y también conocida como gamma. Esto significa que pueden replicarse más fácilmente y también evadir los efectos de la respuesta inmunitaria humana, así como los tratamientos con anticuerpos monoclonales y, hasta cierto punto, las vacunas. La variante B.1.1.7 o alfa, observada por primera vez en el Reino Unido, presenta la mutación N501Y, pero no, por lo general, la E484K.
Las cepas que actualmente están clasificadas como de preocupación son las VOC, por sus siglas en inglés. Se trataría de la alpha o variante británica, la beta o sudafricana y la delta o india. En cuanto a las VOI, son la epsilon, surgida en marzo de 2020 en Estados Unidos, la zeta o brasileña, la theta o filipina, la kappa, también surgida en la India y también la mencionada lambda.