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Ni el invierno los detiene: Cómo cuidar a los niños sin frenar su energía

Cuando llega el frío, muchas familias se ven atrapadas entre dos preocupaciones: Proteger a los chicos de enfermedades y, al mismo tiempo, evitar que pasen horas frente a las pantallas sin moverse. Pero el invierno no tiene por qué ser sinónimo de encierro y aburrimiento. Con un poco de creatividad y algunos cuidados clave, es posible mantener activos a los niños sin poner en riesgo su salud.

Abrigo no es sinónimo de quietud

Uno de los errores más comunes es pensar que para cuidarlos del frío hay que mantenerlos en casa todo el día. Lo cierto es que, con la ropa adecuada, los chicos pueden seguir disfrutando del aire libre. Lo ideal es vestirlos en capas: una interior para mantener el calor, una intermedia que aísle y una externa que los proteja del viento o la lluvia. Así, podés regular su temperatura según el nivel de actividad o el clima del momento.

El pediatra Raúl Santacruz lo resume así: «El movimiento fortalece las defensas. No hay que temerle al aire libre si los niños están bien abrigados y se cambian la ropa húmeda apenas entran a casa».

Juegos activos para días fríos (incluso bajo techo)

Cuando el clima no acompaña para salir, hay muchas maneras de canalizar esa energía dentro de casa. Juegos de búsqueda del tesoro, circuitos con almohadas y sillas, sesiones de baile libre o actividades de yoga infantil son opciones perfectas para mantenerlos activos. También se pueden usar aplicaciones que proponen rutinas de movimiento adaptadas a espacios pequeños, siempre que estén supervisadas por un adulto.

Además, involucrarlos en tareas del hogar como cocinar, ordenar o cuidar a una mascota también los mantiene en movimiento y les da una sensación de responsabilidad.

Alimentación y descanso: Aliados invisibles

No se puede hablar de cuidado infantil sin tener en cuenta la alimentación y el descanso. En invierno, es clave que reciban comidas calientes y nutritivas, con verduras, legumbres y proteínas que fortalezcan el sistema inmune. Las sopas, guisos suaves y licuados tibios son excelentes opciones.

El sueño también cumple un rol fundamental. Un niño cansado es más vulnerable a enfermedades y suele mostrarse más irritable. Intentá mantener horarios regulares y rituales tranquilos antes de dormir, como leer un cuento o tomar una infusión sin cafeína.

Conectividad, pero con límites

En tiempos donde lo digital está tan presente, muchas familias se apoyan en pantallas para entretener a los niños. Si bien pueden ser una herramienta útil en ciertos momentos, es importante limitar su uso. En lugar de depender exclusivamente de videos o juegos online, buscá contenido interactivo que los invite a moverse o crear, como tutoriales de manualidades, desafíos físicos o sesiones de música.

Contar con un buen servicio de internet, como el de Personal, puede marcar la diferencia a la hora de acceder a plataformas seguras y educativas que complementen el juego sin reemplazar el movimiento.

La clave está en el equilibrio

El invierno no tiene por qué traducirse en inactividad. Cuidar a los niños también implica permitirles expresarse, moverse y seguir explorando el mundo a su manera. Con abrigo, creatividad y algunos hábitos saludables, vas a poder acompañar su energía sin poner en riesgo su salud.

Acordate: No se trata de detenerlos, sino de guiarlos. El frío pasa, pero el hábito de moverse, jugar y mantenerse activos puede quedarse para siempre.