A ciencia cierta, el origen del tereré no está del todo claro, ni exento de polémica. La mayoría de los académicos opinan que es una bebida ancestral emanada de los conocimientos medicinales de las comunidades indígenas guaraníes. Sin embargo, hay quienes sostienen que nació con los mensú (esclavos que trabajaban en las plantaciones de yerba mate, en Paraguay) en la primera mitad del siglo XX- y, una tercera versión, apunta a que se originó en la Guerra del Chaco, conflicto armado entre Paraguay y Bolivia de 1932 a 1935.
El historiador paraguayo Herib Caballero considera que el nacimiento del tereré (en su expresión formal -guampa y bombilla, yerba mate, agua fresca y hierbas medicinales) se sitúa en algún momento del Siglo XIX, cuando comenzó a difundirse dentro de la población paraguaya, aunque existen indicios de que su consumo se daba ya a finales del Siglo XVIII, quizá como una suerte de ‘mutación’ del mate, infusión ya ingerida desde la época colonial.
Crónicas de la época de los jesuitas (comienzos del Siglo XVIII) atestiguan que en las reducciones ya se tomaba el mate y no solo con agua caliente, sino también “con agua de arroyo (templada, fría)”, según las informaciones proporcionadas por Caballero.
Existe aún hoy un desaforado debate sobre la ‘propiedad’ del tereré. Si bien se acepta comúnmente como sello de la identidad paraguaya, el tereré también es tradicional en amplias regiones del noreste argentino y sur del Brasil, territorios que guardan un profundo vínculo histórico con el Paraguay.
Pero, a diferencia de las pretenciones de los vecinos, el Paraguay tiene un punto importante a su favor. De una lista de 44 candidaturas, las “Prácticas y Saberes Tradicionales del Tereré en la Cultura del Pohã Ñana. Bebida ancestral guaraní en Paraguay”, fue declarado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (PCI), en la ceremonia de votación realizada a finales del 2020 en París, Francia.
Éstas candidaturas fueron evaluadas por el Órgano de Evaluación, integrado por representantes de los Estados, Expertos y de las organizaciones no gubernamentales, a fin de presentar la inscripción de las prácticas y expresiones culturales en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
El tereré elimina las diferencias sociales, promueve la integración cultural y propicia el diálogo entre los integrantes de las ‘rondas’, que aprovechan el momento para repasar las ‘novedades’.
Los remedios más utilizados para el tereré son el kokũ (protector hepático), menta’i (para los nervios), burrito (para una buena digestión), perdudilla blanca (refrescante estomacal), cedrón (digestivo), parapara’i (diurético, expulsa piedras de los riñones).
El tereré se toma en grupo y la tradición es que el menor debe cebar (servir) a los mayores. En la ronda, se agradece sólo cuando ya no se quiere seguir tomando.