El cuerpo se deshidrata por diversas razones y en estas últimas semanas, esas opciones se agudizaron por las altas temperaturas que producen que el organismo reaccione e intente regular su temperatura a través del sudor. Con esta cuestión, no se pierde sólo agua sino también sales minerales que se deben reponer. Deshidratarse es poner en riesgo tu salud y para que ello no ocurra hay que estar atentos y seguir los consejos de los profesionales.
En términos generales, un adulto debe tomar entre 2 a 3 litros diarios de agua que sería el equivalente de cinco a seis vasos grandes. Si se está bajo el sol o se practican ejercicios, se debe ingerir un aporte extra, sin esperar que la sed avise. Además de los síntomas típicos como el exceso de sudoración o pérdida de electrolitos por el estrés a que se ve expuesto el organismo, también puede haber cambios en el estado de ánimo y disminución en el rendimiento académico o laboral. Puedes sentir sequedad de mucosas, sequedad en la piel, disminución en la cantidad de orina, llanto con ausencia de lágrimas, generalmente en niños. El color de la orina es un buen indicador de falta de líquidos. Si es clara y transparente, está bien; si es amarilla u oscura, no se está tomando los líquidos que el organismo requiere.
Los niños necesitan más cantidad de agua que una persona adulta, pues están en constante movimiento, pudiendo perder gran cantidad de agua. Al igual que los adultos mayores, olvidan tomar agua, pérdida de conciencia de la sed por lo que hay que recordarlos. De uno a tres años: 1,3 litros de agua y otros líquidos saludables. De cuatro a 8 años: 1,4 litros al día.
¿Qué líquidos sí y cuáles no?
Algunos de los beneficios de mantener una correcta hidratación: mantiene la digestión, mejora el aspecto de la piel, ayuda a conservar una correcta temperatura corporal, a mantener una buena función renal y conservar un buen rendimiento físico y mental.
Cuando no mantenemos una buena hidratación se produce una disminución del volumen circulante de sangre esto estará en directa relación con nuestro rendimiento físico y cognitivo. Algunas personas pueden manifestarlo en una disminución de la atención, concentración o estado de alerta, e incluso puede cambiar el estado de ánimo, además de los síntomas de sed, como sequedad bucal y dolor de cabeza. Cuando se pierde el 2% de nuestro líquido corporal, ya podríamos presentar alguna de estas manifestaciones.