Brasil celebró un triunfo histórico en la 97ª edición de los Premios Oscar, al obtener por primera vez la estatuilla a Mejor Película Internacional con Aún estoy aquí (Ainda Estou Aqui), dirigida por Walter Salles. La cinta, una coproducción brasileña y francesa, ha sido aclamada tanto por la crítica como por la audiencia.
Una historia marcada por la dictadura militar
Ambientada en Río de Janeiro en la década de 1970, la película sigue la historia de la familia Paiva, que se ve golpeada por un acto de violencia arbitraria en plena dictadura militar. La madre, Eunice, se enfrenta a la tragedia y se reinventa en un contexto de represión política.
El film está basado en las memorias de Marcelo Rubens Paiva, novelista y dramaturgo brasileño, quien narró cómo su madre se convirtió en activista tras la desaparición de su esposo, el diputado izquierdista Rubens Paiva, capturado por el gobierno en 1971.
Un reconocimiento a la resistencia y la memoria histórica
Al recibir el premio, Walter Salles dedicó el galardón a Eunice Paiva, destacando su lucha durante el régimen militar. También elogió a las actrices Fernanda Torres y Fernanda Montenegro, quienes interpretaron a la protagonista en diferentes etapas de su vida.
«Este premio es para una mujer que, después de una pérdida irreparable bajo un régimen brutal, decidió no rendirse. Y también para las dos actrices extraordinarias que le dieron vida en la pantalla», afirmó el director.
Competencia y recorrido previo
Aún estoy aquí compitió por el Oscar con producciones de gran nivel como Emilia Pérez, Flow, The Seed of Sacred Feed y The Girl with the Needle.
Previo a los premios de la Academia, la película ya había recibido el Goya a Mejor Película Iberoamericana y una nominación en los Globo de Oro y los BAFTA. Además, Fernanda Torres ganó el Globo de Oro a Mejor Actriz en una Película de Drama por su interpretación.
Celebraciones y reacciones
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, celebró el triunfo en redes sociales.
«Hoy es un día para sentir aún más orgullo de ser brasileño. Orgullo de nuestro cine, de nuestros artistas y, sobre todo, de nuestra democracia», escribió.
Por su parte, la expresidenta Dilma Rousseff también destacó la importancia del premio.
«Es un reconocimiento a la fortaleza de la cultura brasileña y un homenaje merecido a nuestro cine. Una victoria que honra a quienes se fueron y a quienes siguen aquí defendiendo la democracia», expresó.
Una película que trasciende el cine
El impacto de Aún estoy aquí va más allá de lo cinematográfico. La historia de Eunice Paiva y su lucha en medio de la dictadura ha generado reflexiones sobre la memoria histórica, la resistencia y la democracia en Brasil y en el mundo.
La película no solo representa un hito en la historia del cine brasileño, sino que también reafirma el poder del arte como herramienta para recordar el pasado y cuestionar el presente.